Si atendemos el elemento permanente de la vida representativa que luego emerge como recuerdo, la suma de los procesos que conducen a lo que se recuerda, existe propiamente en la misma región anímica del hombre en que existe su vida emotiva.
La vida emotiva con su alegría, su pena, su placer y enfado, su tensión y distensión, toda ella es fundamentalmente el vehículo del elemento permanente de la representación y de ella extrae el recuerdo.
Así pues, nuestra representación se convierte en palpitaciones emotivas y eso es lo que luego percibimos y elevamos a recuerdo. “Esta es la estructura de la enseñanza Waldorf”. Se trata de incorporar a la enseñanza el elemento emotivo, como factor esencial para el recuerdo.
“Nunca hemos de detenernos en lo meramente intelectual, sino suscitar a través de nuestra enseñanza, concomitancias emotivas”.
Se vincula la enseñanza con el hombre total, para llegar hasta los aspectos individuales, que permitan globalizar la enseñanza de tal manera que partiendo de cualquier tema, se logre establecer interrelaciones con otros temas, especialmente de mayor importancia y establecerlas en función del hombre. Así pues, al relacionar las cosas del mundo con el hombre, las acercamos siempre a la esfera emotiva.
En las materias que giran esencialmente entorno a lo objetivo, donde la pedagogía moderna se aferra, es particularmente importante apuntar hacia el hombre y buscar la relación entre éste y la física por ejemplo. Precisamente es en lo más objetivo donde se posibilita la búsqueda del camino hacia el ser humano, por que en él se halla realmente presente el mundo entero.
La enseñanza llamada objetiva nunca puede convertirse en patrimonio vivo. En cambio si asociamos el tema con algún episodio de la vida humana entonces si se transforma en patrimonio permanente.
La metodología Waldorf toma como puntos fundamentales la concepción espiritual del mundo y el conocimiento de la naturaleza infantil a través de conceptos de la psicología clásica como sensación, percepción, atención, memoria, pensamiento, juicio, emoción, voluntad, sentimiento; también a través del estudio de los temperamentos y vinculando todo lo somático.
Como objetivo esencial, la metodología Waldorf busca el desarrollo de la individualidad.
“En la pedagogía del Doctor Steiner se le pide al alumno con respecto al mundo, considerar los hechos y las ideas del mundo natural y el legado de la ciencia y de la historia, tanto con su pensamiento como con sus sentimientos, verter su propio poder creador en la observación del mundo, identificándose íntimamente con todo lo que observe, remodelando y reproduciéndolo dentro de su propia voluntad. Que cada forma, color y tono, despierte en él un sentimiento distinto y activo y que se exprese en hechos morales y artísticos”.
Como meta central se propone que a la par del desarrollo intelectual se cultiven el sentimiento y la voluntad, propiciando la interacción armónica del pensar, el sentir y el querer; para tal logro es necesario que los niños tallen, esculpan, modelen, pinten, que realicen diferentes trabajos manuales, ya que todo esto cultiva la voluntad, despierta la sensibilidad y desarrolla las percepciones. Por lo tanto se hace mucho énfasis en la enseñanza del arte y las manualidades, porque educan el sentido estético y agudizan los sentidos, despertando la capacidad receptiva para el aprendizaje científico.