El Colegio Rudolf Steiner, es una Institución privada que asume el reto de brindar una alternativa en educación, llevando a la práctica los planteamientos teóricos del Dr. Rudolf Steiner, conocidos universalmente como: “Pedagogía Waldorf”.
El Colegio Rudolf Steiner tiene como misión formar hombres libres, entendiéndose como hombre libre, aquel que puede desplegar sus fuerzas intelectuales, afectivas y morales; armónico y coherente en su pensar, sentir y actuar, dispuesto a trabajar como agente transformador de un nuevo orden social.
La Pedagogía Waldorf desarrolla actitudes de reflexión y compromiso social, sienta las bases para una disposición permanente al aprendizaje con una enseñanza que permita aprender-haciendo y que el conocimiento no sea un producto de la mera abstracción sino el resultado de experiencias llenas de vida, que hagan brotar acciones humanas que conlleven a una verdadera convivencia pacífica sobre la tierra.
Esta propuesta pedagógica concibe al hombre como una unidad físico-anímico-espiritual; en este principio sustenta todo su quehacer educativo. Considera lo anímico-espiritual como la esencia única e irrepetible de cada ser humano y al cuerpo físico como su imagen e instrumento.
La pedagogía Waldorf, desde una visión antropológica fundamenta el desarrollo de los seres humanos según principios cognitivos-evolutivos que comprenden etapas de 7 años. Cada septenio presenta momentos claramente diferentes, en los que despiertan intereses, preguntas latentes y necesidades concretas.
Basado en el conocimiento exhaustivo de las características evolutivas, la acción pedagógica habrá de promover, facilitar y maximizar el aprendizaje y dará respuestas a esos intereses, preguntas latentes y necesidades concretas. Al responder a la expectativa yacente en el educando, el aprendizaje adquiere carácter significativo.
La pedagogía Waldorf desarrolla desde los niveles básicos de la escolaridad, una disposición permanente de aprendizaje, mediante una enseñanza que permite aprender haciendo. Conocimientos que surgen de experiencias llenas de vida y no como producto de la mera abstracción.
Todo el accionar pedagógico está encaminado al acompañamiento y seguimiento del nivel madurativo de los alumnos, es decir, adecuado al respeto de los tiempos de desarrollo y crecimiento individual y a la evolución de cada ser con su ritmo y características propias, sin perder de vista el contexto grupal. Tal como lo expresamos, el respeto por las necesidades básicas, requiere sopesar cuidadosamente el momento en que se haya maduro para determinado aprendizaje.
La educación así entendida trasciende la mera transmisión de conocimientos, se convierte en sustento del desarrollo del educando, en este sentido se habla de una educación integral; para cumplir este cometido, se cultiva con la misma intensidad, la ciencia, el arte, los valores morales y espirituales. De este modo se establece una relación armónica entre el desarrollo del ser y el aprendizaje, cuidando que todo el proceso educativo tienda a la formación de su intelecto, al cultivo de sus sentimientos y al fortalecimiento de su voluntad.